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VEN, ESPÍRITU SANTO - PENTECOSTÉS

Dentro del Año Litúrgico, a los 50 días de Pascua celebramos Pentecostés: la efusión del Espíritu Santo.
Jesús, antes de ascender al Cielo, nos promete el envío del Espíritu Santo, que será quien nos comunique toda la fuerza necesaria para ser sus testigos en medio del mundo.
Los Apóstoles, encerrados -por miedo- tras la muerte de Jesús, reciben el Espíritu Santo y salen presurosos a anunciar que CRISTO VIVE. La presencia del Espíritu Santo, con sus dones, les alienta y fortalece; de cobardes y llenos de miedo, una vez revestidos "con la fuerza de lo alto", son capaces de DAR LA VIDA POR CRISTO. Testimonian su Fe en Jesús Resucitado, superando todo tipo de dificultades, viviendo con alegría su firme adhesión a Jesús y su Evangelio.
Necesitamos implorar con insistencia la venida del Espíritu Santo sobre nuestras almas: "Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor". Sí, necesitamos con urgencia esa llama que encienda cada día nuestros corazones con el fuego del amor de Dios. Cuidemos esta llama para que sea vigorosa; que no se apague, sino que sea capaz de superar los vientos de nuestras tentaciones y pecados y dé vida a otras vidas oscurecidas por la sombra del pecado y la soledad.

Espíritu Santo con sus dones y frutos

Espíritu Santo, invade todo mi ser, entra hasta el fondo de mi alma, plenifícala, cólmala con tu Amor. Que yo permanezca abierto/a ante tus dones y sea transparencia de tu Amor.
Que mis resistencias no impidan tu acción en mi vida. Vence mi orgullo y mi egoísmo, para que cada día sea más de Jesús.

¿Cómo saber si me dejo guiar por el Espíritu Santo o más bien sigue siendo mi yo el centro de todo?. Por los frutos: "El fruto del Espíritu es AMOR, ALEGRÍA, PAZ, COMPRENSIÓN, SERVICIALIDAD, BONDAD, LEALTAD, AMABILIDAD, DOMINIO DE SÍ... Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu" (Gálatas 5, 22-25)

Permanezcamos en el Cenáculo, junto a la Virgen María y los Apóstoles, esperando la venida del Espíritu Santo, en actitud de apertura y docilidad.
Vivamos agradecidos porque "el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que habita en nosotros" (Romanos 5, 5)

Aquí tienes las lecturas de la Eucaristía correspondientes al día de Pentecostés.


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