Nació una mañana fría
del 2 de diciembre de 1826, en un Madrid que estaba aún muy lejos de ser
la bulliciosa y gran ciudad que ahora conocemos. En la calle de la
Flor Baja, cerca de la actual Plaza de España, dentro de un hogar
sencillo bajo la mirada de sus buenos padres Antonia y Manuel, pasaría
sus primeros años la que habría de ser la fundadora de las Siervas de María, Ministras de los Enfermos: Bibiana Antonia Manuela Torres Acosta.
Pequeña de cuerpo pero de
alma grande. De inteligencia despierta y muy piadosa, que ya desde bien
pequeña jugaba a ser monja.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGwiCSoeChY8OB80t5jusCRbgLjzMHDfM_ZBBKTha4biQt9T_qpYt-pJGbQSCOkFI8rq_AtM0ESFMyVdixvp8YbeiPxWPBu9YZMxoxa9InZP5Ms7Ds2apmQ4UmlrrDXViel2u5IW1cn6c/s1600/santasoledad1.jpg)
A sus veinticinco años
oye hablar de una idea alimentada por un sacerdote de la parroquia de
Chamberí, don Miguel Martínez. Este quiere reunir a unas cuantas mujeres
para que cuiden y atiendan a los enfermos desamparados en sus propios
domicilios y les dispongan a bien morir allí donde la enfermedad les ha
postrado. Mas aun cuando la delicada salud de la muchacha parecía
desaconsejar tal empresa, al fin ante sus insistencias fue admitida,
junto con otras seis compañeras, y tomó el hábito del nuevo Instituto el
15 de agosto de 1851, cambiando su nombre de pila por el de María
Soledad. Ese bendito día nació el Instituto de las Siervas de María,
Ministras de los Enfermos.
Su prudencia y tesón la
colocan pronto al frente de la comunidad que precisa de semejantes
cualidades para subsistir en vista de los problemas que la rodean de
fuera y aun de dentro del propio Instituto, cuya dureza de vida va
saturando a casi todas las compañeras de fundación hasta quedar sólo
ella entre las que comenzaron. La maledicencia se cebará contra la Madre
Soledad hasta ser depuesta de su cargo e incluso obligada a apartarse
de la casa madre de la fundación, tras haber soportado no pocas
incorrecciones y rebeldías entre sus mismas hijas religiosas. Sin
embargo, estas pruebas no hicieron sino acrisolar más aún su espíritu y
Dios la volvió a poner al frente de la obra, que había llegado casi al
borde de la disolución.
Los conflictos, como la
revolución del 68 que la sorprende en Valencia, no la frenan, sino que
la empujan, el instituto se extiende por España y América, y un siglo
después de su muerte la recordamos como una gran figura de la caridad
que presta por amor de Dios un callado servicio mientras el mundo grita.
En esta nueva etapa las
Siervas de María ven pronto incrementada su familia con cuarenta nuevas
fundaciones, casi todas debidas a las gestiones de la Madre Soledad,
que alterna estas tareas con las labores más humildes de la vida
doméstica. Muere, por fin, en Madrid, tras breve pero penosa enfermedad,
el 11 de Octubre de 1887. Su paso por este mundo se redujo a 61 años
cargados de sencillez, de amor y de valentía frente al dolor, abandonada
siempre en las manos de su Dios. Fue Beatificada por Pío XII el 5 de
Febrero de 1950 Pablo VI la proclamó Santa el 25 de Enero de 1970.
(compartido del blog Mis ilustraciones (http://mandresds.blogspot.com/2015/04/santa-maria-soledad-torres-acosta.html?spref=bl)
"Madre Soledad, Sierva de María, danos caridad, sírvenos de guía"
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